Una soleada mañana
Una soleada mañana
un hermoso pajarillo
decidió pararse en una
de las secas ramas del
viejo árbol del jardín.
¡Antes era bello y frondoso,
ahora sólo un montón
de frágiles ramas! -
¡ A quien le importa un árbol sin fruto!
¿ A que se debe tanta desdicha?
Preguntó el pajarillo,
Pues verás.
Yo la amo es triste y frágil y
pálida de olvido, agua fugaz
para mi sed, luz distante.
Que misterio de amor será
este vano ambicionar el fruto
no caído, cuando se tiene el
fruto entre las manos,
soñándolo
lejano y tan cercano,
imaginado que las cosas
son distintas
a como son en realidad.
Isidoro Ortega Contreras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario