sábado, 30 de enero de 2016


                                        Una soleada mañana


Una soleada mañana 
un hermoso pajarillo  
decidió pararse en una 
de las secas ramas del 
viejo árbol del jardín.

¡Antes era bello y frondoso, 
ahora sólo un montón 
de frágiles ramas! -
¡ A quien le importa un árbol sin fruto! 

¿ A que se debe tanta desdicha?
Preguntó el pajarillo, 

Pues verás. 

Yo la amo es triste y frágil y 
pálida de olvido, agua fugaz 
para mi sed, luz distante. 

Que misterio de amor será 
este vano ambicionar el fruto 
no caído, cuando se tiene el 
fruto entre las manos, 
soñándolo 
lejano y tan cercano, 
imaginado que las cosas 
son distintas 
a como son en realidad.



Isidoro Ortega Contreras.

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