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Yecla, Murcia, Spain
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra, las manos para siempre cruzadas sobre el pecho. Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos, José Ángel Buesa

miércoles, 11 de septiembre de 2019

CUAL GRANDE ES TU AMOR.


Por cuanto te he conocido.

Cual grande es tu amor
que me conoce desde
hace mucho tiempo.

El sabia que llegaría a ti
en cualquier momento.

Hoy me siento halagado
por conocerte y 
por todo el amor
que solo tu sabes dar. 

No importa que 
llegue la noche
para quedarse conmigo.  

Con tu sola presencia
dejándome un beso 
estoy protegido.

Isidoro Ortega Contreras.

domingo, 8 de septiembre de 2019

SIN TUS LETRAS ME FALTAN LAS FUERZA.



La inmensidad de mis palabras
duermen en un gran misterio
al que no llego a entender.

Sin tus letras me faltan 
las fuerzas para escribir
me siento perdido.

Hoy me pregunto si mañana 
será distinto, si el tiempo no 
se escapará de las manos.

Mi virtud no es un escudo,
mis palabra no son más que 
sonidos que gritan,
detente y mira que todas 
las cosas a veces son distintas.

Habrá lunas con tu recuerdo
soles y vientos 
llenos de palabras
con la felicidad que 
a veces no encontramos.

¡ Detente por favor, detente y mira !

Isidoro Ortega Contreras

sábado, 7 de septiembre de 2019

*Balada del loco amor

I

No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.


No, Amor, no llega tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.


II

Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene aprisa;
pero nadie está a salvo, nadie, sí el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde,
y ni siquiera entonces el amor llega tarde.


III

No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.
José Ángel buesa.