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Y una tarde de sol me cubrirán de tierra, las manos para siempre cruzadas sobre el pecho. Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos, José Ángel Buesa

domingo, 9 de agosto de 2020

SOY UNA MARIONETA DE TRAPO


SOY UNA MARIONETA DE TRAPO

Si de alguna manera yo te olvidara que soy una marioneta de trapo y te regalara un trozo de de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría importancia a las cosas, no todo lo que vale, no todo lo que significa, dormiría poco, soñaría más sintiendo que por cada minuto de luz que cerramos los ojos perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría mientras los demás se detienen, despertaría mientras los demás duermen mientras los demás hablan.
Como disfrutaría un helado de chocolate si yo tuviera vida sería sencillo me quedaría de bruces al sol dejando al descubierto no solamente mi cuerpo si no mi alma,
Dios mio si yo tuviera un corazón escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría que saliera el sol.
Pintaría con un poema de Benedetti una canción de Serra sobre las estrellas y una pintura de Van Gogh seria la serenata, te regalaría la luna, con mis lágrimas regaría las rosas para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de sus pétalos, si yo tuviera vida no dejaría de un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero convencería a cada persona que es mi favorita y seguiría enamorado del amor. Les explicaría a los hombres que equivocado que están cuando dejan de enamorarse al envejecer sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le regalaría alas pero dejaría que el solo aprendiera a volar, y a los viejos, a mis viejos les  enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Dios mio son tantas las cosas que he aprendido de los hombres, he aprendido que cada uno quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada, he aprendido que cuando un recién nacido su pequeño puño aprieta por primera vez el dedo de su padre lo tiene atrapado para siempre. 
He aprendido que un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hombre a mirar hacia abajo cuando habrá que ayudarle a levantarse. Tanto he aprendido de ustedes, sin embargo de nada sirve cuando me guarden dentro de esta maleta. Infeliz mente, infeliz mente me estaré muriendo. 
Isidoro Ortega Contreras...        "sin autor"



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